Blogia
Ediciones Sueños... imágenes en la niebla

Diferencia generacional

Uf, hay que reconocerlo, la diferencia generacional que tengo con mis jóvenes compañeros de universidad es abismante, lo mismo que la gran diferencia ideológica.

A veces me siento tan aislada en aquel lugar, que con los únicos que me siento cómoda es con los profes, porque incluso con aquellos de mi edad más cercana (que son los chicos y chicas de los cursos superiores) no me siento bien, no concuerdo con sus patrones de conportamiento y pensamiento, por lo menos los que he podido vislumbrar. Incluso se ha dado un fenómeno infantil y ridículo: me hacen el típico desprecio de pendejos cuando pasan cerca de mí, onda evitan el saludo a toda costa. Da risa y algo depena, porque no entiendo cómo pueden contradecirse tanto los mismos que alegan por una mejor educación y la cacha de la espada, se comportan como verdaderos maleducados.

Los veo estar en constante conflicto, muy resentidos sociales, pegados a viejos discursos que solo buscan la confrontación. Yo prefiero el diálogo, pero a veces me ofusco tanto ante tan cerradas mentes que termino por marginarme y dedicarme sólo al estudio. Ya ni siquiera participo de las asambleas, aunque sí me llamó mucho la atención que mis propios compañeros me escogieran para representarlos en la reunión con la comisión de acreditación.

En esa reunión me di cuenta que los chicos de los cursos más avanzados escuchan sólo lo que quieren, y casi todos los que fueron a esa reunión eran los del centro de alumnos o ligados a él de una u otra forma. Una de mis opiniones apuntó al hecho que nos hacía falta un lugar fisico que nos uniera, para así lograr una mejor comunicación a todo nivel, complementando lo que es la calidad en los contenidos de la carrera como tal (contenidos en el amplio sentido, o sea, desde las materias que pasa cada profe, hasta la labor administrativa), pero una de las chicas de 4to (si mal no recuerdo), saltó como gata engrifada, interpretando erróneamente mi planteamiento, el que había sido perfectamente comprendido por la comisión evaluadora, conformada por profesores de otras universidades. O sea, sólo escuchan lo que quieren. Y eso es una lástima, porque así no se puede dialogar, no pescan las ideas que una les da y luego se quejan que no hay participación ni compromiso. Sé que me hicieron la cruz desde el día en que me retiré de las comisiones de trabajo, pero es que me dio tanta rabia cuando los vi usar un recurso tan bajo para llamar la atención, como lo fue el engañar a un programa misceláneo para poder "protestar" ante las cámaras y llamar la atención "al país" por sus demandas. Esa estrategia comunicacional me asqueó y dejé la cosa, aunque di aviso.

Así y todo es desagradable encontrarse con la gente del centro de alumnos, incluso con algunos de mis propios compañeros de curso. Hay varios que simplemente no soporto y con los cuales no haría ningún esfuerzo por comunicarme, simplemente porque para mí significan un dolor de cabeza. Hay otros con los que me gustaría compartir algunas cosas, como por ejemplo mi gusto por escribir, pero siento ese rechazo heavy y prefiero no insistir, porque para mártir no sirvo y renuncié hace tiempo a serlo.

Hay otras y otros chicos que son geniales, queribles e inolvidables, que por lo menos hacen batante grata la estadía en la sala. Tengo mi grupito para hacer trabajos, pero igual es lamentable sentirse sola. Eso igual lo pasé cuando estaba en periodismo, me salvó el grupo de rol en el que estuve durante la mitad de mi primer paso por la universidad, pero ahora, ¿qué tengo? Nada, ni siquiera puedo quedarme un rato después de clases, por lo menos durante este año.

Es triste, pero al mismo tiempo liberador, no tener muchos lazos es tener libertad de pensamiento y acciones, porque al ser tan "de colegio" aún estos chicos, se siente esa obligación de pertenencia a un grupo y cualquier transgreción a sus reglas internas se traduce en estupideces como no querer hacer más grupo con tal o cual persona nunca más. O sea, es terrible estar entre gente que aún está desarrollando su ser, aún está creciendo, porque si bien es cierto todos pasamos por eso, verlos tratando de tener todas las respuestas, creyéndose adultos y comportándose como pendejos me tiene cansada. Sí, súper cansada.  A veces es terrible escucharlas (porque son sólo chicas las que se sientan cerca) parlotear todo el rato, y si una les llama la atención, revientan... y después dicen que yo soy la violenta, o sea, ¿de qué estamos hablando?

Hecho mucho de menos mi grupo de rol. Creo que éramos más niños, pero al mismo tiempo más tolerantes, nuestros pensamientos iban más hacia la persona y su interior, ahora veo sólo superficialidad. Incluso cuando trato de contarle algo a alguna de las chicas, se evaden y no pescan, pero anda a no escucharlas tú. Eso me tiene cansada, agotada. A veces arranco a mil por hora, porque me ahogo en esa sala, por lo mismo detesto hacer trabajos en grupo. Menos mal que una de mis compañeras es genial y tan madura para pensar, que nos complementamos súper bien a la hora de hacer trabajos, eso lo agradezco mucho.

Ay, Dios mío, dame fuerzas para mantener mi nivel de tolerancia y que no se me agote a medio camino, porque ahí me va a tocar reventar a mí.

Nos vemos.

Yami

0 comentarios