Renacimiento
Miro mi ser por enésima vez. Observo con cuidado dentro de mí, y veo que el gran cambio que supuestamente estaba realizando no es tal... a menos que volver a ser quien eras en esencia sea considerado cambio.
Y sí, es un cambio para bien o un no cambio, sino tan sólo ser otra vez quien se había olvidado. Porque volví a mis raíces, a la Yamila fuerte que solía ser antes de los 12 años de edad, aquella que, aún siendo sensible, empática con todo lo que a su alrededor sucedía, jamás se dejó vencer por nada.
Me veo al espejo y me sorprendo y me asusto de lo dura que soy en verdad... ahora. Hay muchas cosas que pasaron, cosas muy golpeadoras (mis desilusiones amorosas y demases similares, como ya lo he dicho antes), y aquí estoy, viva, con energía, ganas de seguir, trabajando incansablemente en varios proyectos, pero siempre con la frente en alto, la verdad por delante y el amor de la mano. Porque sé que en algún lugar está la persona que me dará la seguridad total que necesito encontrar... y si no nos encontramos, por lo menos sabré que hice todo lo posible y que me quise a mí misma primero.
Y ahora miro los soles gemelos... pienso en el amanecer y en el ocaso de las cosas, de la existencia, de los amores, de los proyectos y trabajos, y más me aferro a la vida, más me gusta, aunque sé que siempre vendrán cosas buenas y cosas malas que pasar.
Ah, qué alivio. Me siento bien, tranquila, con buenos deseos para el futuro y pensando en ese alguien que en algún lugar me espera, ya sea en este mundo o en otro, en mi realidad o en mis sueños, pero sé que está ahí, siento su amor, siento su llamado, pero aún no es hora de encontrarnos, eso lo tengo muy claro. Mientras, debo honrar la vida regalada por Dios a través de mi trabajo, mi perseverancia, mi creatividad, en suma, todo mi ser.
¿Qué desafío vendrá ahora? No lo sé, pero estoy segura que otro que me hará crecer, aunque también espero volver a sentirme en las nubes como hace mucho, mucho tiempo, cuando aún era una niña, inocente de corazón y alma, que amó con locura y que espera volver a hacerlo.
Yami
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