El Amor de mi vida
Mucho me he preguntado cómo se puede reconocer al verdadero amor de la vida. Me refiero a la pareja única, con aquella que verás el Cielo, cuya sola imagen evocada te produce sentimientos bellos, ahogándote en la felicidad más absoluta.
De todos los chicos con los que alguna vez tuve algo, sólo uno me produjo esa sensación, pero eso pasó hace ya mucho tiempo, a veces creo que es tanto como si hubiesen pasado siglos cuando estuvimos juntos.
Y lo puedo decir comparando las sensaciones que tuve con mis otras parejas. Ninguna se le parecía, ninguna, por más que yo haya querido sentirlo, no... imposible. Y en eso debo ser lo más sincera posible conmigo misma de una buena vez. Sólo viví de ilusiones, pensando en que estaba haciendo las cosas bien, enamorada de cada muchacho que compartió un pedacito de mi vida, pero no, eran sólo enamoramientos finitos.
Quizás el amor de mi vida, el alma gemela ya pasó, se fue, quizás porque nos adelantamos en el tiempo y no fuimos lo suficientemente adultos para asumir esa aventura. Dios, cómo pasa el tiempo y aún lo recuerdo, ¡lo recuerdo tanto! Recuerdo sus ojos oscuros, brillantes, enmarcados por esa carita de ratón que reflejaba al niño que vivía tras ella, ese niño de 19 años que me encantó.
Mm... tal vez mi destino es así, conocer chicos, sacar algo bueno de esas relaciones y seguir sola por el mundo. Lástima que el que más recuerdo esté ahora tan lejos, siendo que podría haber sido el último de la lista. Jajaja, qué cosas se piensan, pero es que ya a los 30 años ves las cosas desde otra perspectiva, con más sabiduría (aunque hay gente que no crece ni un poquito desde los 20 a los 30), tranquilidad y a la vez... podríamos decir resignación, en especial cuando te das cuenta que estás fuera del canon de persona común y corriente (aunque suene pesado).
Lástima, porque tengo tanto amor acumulado en mi corazoncito, el que sólo puedo entregar a través de mis escritos, hacer que mis alter ego (mis protagonistas) vivan esos amores maravillosos que yo ya quisiera.
Mm... parece que me bajó la melancólica, jajajaja, pero bueno, cosas de la vida. Obvio que tenía que estar un poco melancólica, la vida está formada de esos momentos de alegría y melancolía, y ahora tengo un leve bajón, porque deseo fervientemente encontrar a esa alma gemela... pero quizás ya pasó la oportunidad y ahora sólo debo esperar la siguiente vida para encontrarme con él, mi amor para siempre, mi otra mitad.
Qué na', ya se me pasará, total, la vida eterna espera a la vuelta de la esquina, lo mismo que el amor que me esté destinado. Aunque igual esperar tanto aburre un poco. Y no es porque me quiera casar, eso es lo último en lo que ahora pienso, lo que me interesa es poder entregar amor, nada más. Soy muy diferente al promedio femenil, así que en cierta forma estaré condenada a que los varones me miren desde la distancia, y quizás hasta mi amor verdadero me mire así, de lejitos (si es que aún no nos encontramos)... qué mal, jajajaja.
Igual seguiré soñando con Hayden y mis otros amores platónicos. Espero que mi deseo, el que más arraigado está en mi corazón, se cumpla, tal vez no pronto, pero sí en un futuro cercano... eso espero. Y seguiré recordándote... aunque sé que jamás leerás estas líneas, mi querido sureño.
Yami
1 comentario
Nadia -
te leí en el blog de Roberto, y pasé x acá, pero tengo que ponerme al día , x lo q veo...
saludos!