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Ediciones Sueños... imágenes en la niebla

Katana

Katana

Ni idea cómo será sentirse como una katana... pero intentaré hacer un ejercicio mental para trasmitir las sensación que yo creo es.

La cosa es simple (ya estoy viendo que ésta será mi frase de lata para el bronce, jajaja, siempre la uso). Según la tradición samurai, una katana es una parte íntegra del guerrero, su propia alma... y eso, por lo menos, yo lo sentí así en cada katana que alguna vez tomé.

Es increíble la energía, la vida insuflada en esas armas, se siente subir a través de los dedos, la mano y el brazo. A pesar de ser sumamente pesadas para un brazo femenino no acostumbrado, extrañamente nunca las sentí ajenas a mí, al hacer alguna kata con ellas jamás tuve que lamentar un corte o golpe, cosa que fácilmente podía haber pasado (algunas de ellas tenían el filo al punto... qué susto).

No soy una amante de las armas, pero la katana como tal, desde el punto de vida llamémoslo más místico si se quiere, es el arma con la cual yo combatiría.

El filo para mí representa todo mi yo que se abre paso en la vida. El pomo o la cacha es todo mi pasado, al que de vez en cuando regreso y uso como defensa en determinadas ocasiones. La punta es mi mente proyectada hacia el futuro, siempre tratando de ver probabilidades, peligros y riesgos que afrontar, evitar o simplemente dejar pasar. La saya o funda de madera, es la máscara de tranquilidad y pasividad que a veces muestro, pero cuando es necesario, desenfundo y muestro mi yo guerrero al que no podrán hacerle fácil daño.

En el cuerpo de la katana está inscrito mi nombre, con las letras talladas por la voz de la experiencia que he ganado a través del tiempo. Y esa voz es la que se escucha cada vez que desenfundo mi alma y avanzo otro paso más en la vida, dando un solo golpe preciso y certero.

Ése es el espíritu de Yamila, una katana lista a la defensa, pero jamás al ataque.

Ya, ahora, me voy a meditar.

Yamila
CHILE

1 comentario

paulo -

yo amo mi katana, y me encanta entrenar y cuando entrenaba con mis amigos, aun que ya esos tiempos pasaron, yo sigo con la tradicion de lso domingo entrenando en la playa.