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Ediciones Sueños... imágenes en la niebla

Tranquilidad... frente a la tormenta

Pasado el exhabrupto producido por el tropiezo monetario anterior, puedo decir que estoy tranquila. Sí, por supuesto, mi niño lindo está ahí para consolarme y darme ánimos. Pobrecito, está más preocupado, sobre todo porque ya ve que me bajoneo... pero no, ya no más bajones, prometido ante Dios mismo que no me bajonearé nunca más (obviamente que sólo lo lógico y necesario, se´ria una autómata sin sentimientos si no me bajoneara... ¡no soy un robok!

La cosa es simple. Hice promesa divina, onda manda permanente, que no me bajonearé nunca más para que las cosas que deseo me resulten, pase lo que pase. O sea, sé que esto del tropiezo tiene su lado bueno, ahora debo esperar a que ese lado bueno se haga presente... ¡que espero sea algo muy bueno!

Lo mismo dice mi niño. Algo bueno debe venir. Y, en realidad, pensando en mi tormentoso pasado (me refiero a los frecuentes bajones de ánimo que arrastraba desde que era muy pequeña), puedo decir que no debo, no quiero, no tengo y no me dejaré vencer por el bajón otra vez, no señor.

Las buenas vibras hay que atraerlas cómo sea, y una de esas formas es así, pensando positivo, afirmándome de las cosas bonitas que me rodean, de mi amor, mi familia, del estudio. Total, Dios siempre provee... eso ya ha pasado antes, y lo agradezco desde el fondo del corazón (bueno, mi actual pololeo creo que es una de esas cosas buenas que pasaron y/o que llegaron luego de la gran tormenta en la que estuve metida durante años).

Y ya, pos. Qué más voy a decir. Estoy tranquila... mm, igual es como raro... en el sentido de que antes reaccionaba muy pasionalmente por las cosas malas que me pasaban, ahora casi nada... mmm... estoy más fría o menos sensible a las cosas que no valen la pena... mm, si, eso puede ser... ¡creo que sí!

Yamila

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