Violencia contra el género femenino
En este preciso momento, estoy viendo un programa llamado "Informe Especial" que toca el tema de los asesinatos de mujeres en Guatemala.
Es horrible. Decenas de mujeres muertas por machismo, misoginia o porque al asesino le dio la gana de matar. ¿Qué pasa en el mundo?
En Chile ya van alrededor de treinta mujeres asesinadas en lo corrido del año. ¿Y por qué? No hay nada, absolutamente NADA que justifique el asesinato de una mujer, un hombre, un niño, ¡NADA! ¿QUé está pasando, Dios mío?
Viendo estos programas no puedo entender cómo sobrevivimos en un mundo como éste. No entiendo cómo llegamos a esto, qué pasa por la mente de la gente, de aquellos que se supone deben protegernos -como los fiscales, la policía de Investigaciones y Carabineros-. ¡QUÉ PASA!
Me da miedo pensar en que no se puede andar tranquila en las calles, que si las cosas siguen como van ni siquiera podré dormir pensando en que tal vez no vuelva al anochecer a mi hogar, vivir con la amenaza de la muerte sobre la cabeza todos los días porque no existe mano dura para acabar de una vez por todas con la violencia -aunque suene contradictorio-, ¿acaso es tan difícil ver que la gente de trabajo merece realmente creer en la justicia y que los malditos asesinos sean muertos, arrancados de este mundo para que dejen de hacer daño? Ah, no, pues, no se puede hacer eso, verdad que los delincuentes tienen más derechos humanos que las víctimas.
¡¿QUÉ MIERDA TIENEN EN LA CABEZA LOS JUECES, AH?!
La impunidad es la madre de todos los crímenes. Ya basta. EL QUE A HIERRO MATA, A HIERRO MUERE. Creo que así se acabarían los choritos que gustan de la sangre.
¿Soy mala, perversa por querer un mundo más limpio? ¿Soy mala por desear que nuestro mundo mejore, siempre y cuando saquemos a la escoria de nuestro camino? Sí, creo que lo soy. Muerte a los asesinos, esos ya no tienen salvación, no son posibles de regenerarse, tienen el gusto de la sangre en la sangre.
Pobres de nosotros que somos gente de trabajo, que buscamos un poco de felicidad y sin dañar a otros, desprotegidos por la Justicia.
Yamila
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